. . . y los habrá peores.

domingo, 12 de agosto de 2012

Sentados.

Crujían y se rompían las barreras que me hacen invulnerable.
Y tu mirada distrae mi atención para invadirme
y me atacas con sonrisas a dos tiempos
y tus palabras arden en mi pecho
mientras tus manos estremecen mi espalda.
Cuando la música solo dice verdades
y pone ritmo a un instante, se hace eterno
hasta que el sol nos despierta de ese sueño.
Y quieta, sin tener que hacer nada
me quitas los rasguños y me curas el alma.
Y sin tener que decir nada,
hablamos horas entre abrazos
mientras la noche nos escucha muy callada.
Y en paz, solo estando a mi lado,
tú, sentada en mi cama.