"Mejor me callo, si no me hundo, si dijera lo que pienso, me odiaría todo el mundo" Juaninacka decía un día caminito de los juzgados.
Hoy tengo ganas de reventar y decir que nada merece la pena. Ni hablar ni callar, ni estar a un lado o al otro lado, ser blanco o negro, ni siquiera gris, vomitar o no salir, respirar o morir, culo o codo o tetas, yo a Londres y tú donde quieras, pero lejos, ni puntos ni comas niespacios, ni nada de nada ni cafés quijanos, creer que es cerveza y que sea una Mahou, hacerte el amor y que mires el facebook, estar a un paso de dar el paso más importante y caerte por el precipicio sin darlo tú, tener miedo a saltar de un avión, hacerlo y que sea sin paracaídas, amar locamente o mente y así no amar, saber cuando seguir y cuando parar. Que ahora no sea, no fuera, ni será, será, solo el tiempo lo dirá y además nos matará, qué más da, hoy nada merece la pena, ni siquiera mi pena, ni sonreír, ni verte triste o hacerte feliz. Qué más da. Empezar a puntuar. Entrar por el aro. Veo la hipoteca al final del túnel. Casa. Coche. Y dos niños. Tú querías cuatro pero no va a poder ser, porque no merece la pena, por las guerras, porque me da asco el mundo y a la vez me da demasiado igual como para que me dé asco, si me doy igual yo, imagínate los demás, no eres tú soy yo, y lo que pasó pasó, entre tú y el chico ese que conociste, del que nunca me hablaste cuando decías sincerarte, ese, y el otro, y el otro, y era yo el loco, pero tu loco, el que se voló el coco, y el cuco, canta, y el nido, no abandona, porque no tiene dinero para pagarse un alquiler, o porque quizás le daba miedo crecer, o porque a ti no te quería ni ver, y plantaba excusas en su balcón en un rinconcito escondidas tras la marihuana, para que cuando crecieran ya fueran demasiado bonitas como para no fumárselas, y ella exprimía el zumo que le daban esas plantas del balcón y salían litros litros de mentiras para criar sanos y fuertes a sus niños de verdad, incluso a un par más que encargué a Gepetto para poder hacer leña con ellos los días de frío de invierno, que me congelaron medio cerebro y me dejaron solo lo bueno, insomnio como forma de vida, un Ballantine's, una chica, medio kilo de soledad, ojos de murciégalos aurelios, una pizca de sal y listo.
Buenas noches, porque la suerte está echada, durmiendo desde hace rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario